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martes, 28 de abril de 2009

BOMBARDEO DE OMOA POR LA FRAGATA INGLESA NIOBE









En 1872, cuando el General Jose María Medina , presidente de la república de Honduras, fué vencido y depuesto por el partido que acaudillaba el Sr. Céleo Arias, estalló una reñida guerra civil que produjo como todas las guerras, graves daños en propiedades de nacionales y extranjeros. Entre los extranjeros habían algunos Ingleses, muchos de los cuales fueron afectados en sus actividades comerciales y en sus propiedades. A consecuencia de sus reclamaciones se presentó el 30 de junio, en el puerto de Omoa, la fragata de guerra Niobe al mando de Mr Lambton Loraine, pidiendo indemnización por los daños y perjuicios ocasionados a los súbditos británicos y amenazando en caso de negativa, con bombardear la ciudad. Las reclamaciones de Inglaterra eran las siguientes : Libertad a los súbditos ingleses que estuviesen prisioneros, saludo con 21 cañonazos a la insignia de la Niobe, devolución de los objetos de los que hubiesen sido despojados y entregar, por vía de indemnización, la suma de 20.000 lIbras esterlinas.
El gobierno do Honduras no aceptó estas exigencias, ante lo cual la Niobe bombardeó la plaza y el castillo-fortaleza de San Fernando en la mañana del 10 de Agosto, por espacio de seis horas, causando no pocos destrozos en la población indefensa.

EL FERROCARRIL NACIONAL

El siglo XIX con todo el impetú de la revolución industrial transformó al mundo, millones de hombres se movilizaron en todas direcciones en busca de nuevas oportunidades, uno de estos destinos fue el continente americano. El liberalismo económico y los grandes capitalistas de las potencias de la época comenzaron una carrera por procurarse las mejores contratas que favorecieran sus pretenciones de construir una ruta artificial que acortara las distancias entre el viejo y nuevo mundo, tanto para el transporte de productos como de personas. las miradas fueron puestas en centroamérica, ya que ofrecía las mejores condiciones geográficas para la realización de este "canal seco" a traves de una línea ferrea que uniría los dos grandes océanos. Honduras y Nicaragua fueron los grandes candidatos en esta gran iniciativa previo a que lo muchas décadas después fue la mejor alternativa: El Canal de Panama.

En 1866 el gobierno de José María Medina concertó un préstamo con un banco ingles para financiar la construcción del FCN, pero la iniciativa se convirtió en un escandaloso caso de corrupción que dejó a Honduras sumida en una millonaria deuda externa. Fue un caso enredado. El banco inglés se declaró en quiebra, los comisionados del gobierno de Honduras, Carlos F Gutiérrez y Víctor Herranz, al parecer desviaron fondos para su propio beneficio. Cuando el escándalo llegó al parlamento británico los financistas alegaron que había sido cuestión de mala fortuna. El proyecto del FCN nunca se culminó. Después de este trágico fracaso para la historia de Honduras y su economía, entraron en escena las grandes compañias bananeras. La ausencia de un sistema de transporte adecuado limitaba en mucho el incremento de la producción bananera. Los Vaccaro habían comprendido perfectamente esta gran verdad y se disponían a sacar el mejor provecho. En el año de 1904 lograron obtener ventajosas concesiones para la construcción de un ferrocarril que supliera las necesidades propias de la bananera, así como también la de los viajeros entre uno y otro punto de la costa norte. A la Vaccaro, le siguieron La Cuyamel, Truxijllo y Tela Railroad Company con sendas concesiones que dejaban ridículas ganancias para el estado y que practicamente los conviertieron en los amos absolutos de la costa norte del país. Hasta los años 60s las bananeras tubieron el monopolio del transporte ferreo de Honduras luego de que la construcción de modernas carreteras volvieron obsoleto este medio de transporte. En la actualidad el ferrocarril nacional esta colapsado e inactivo, es común ver como las máquinas y la infraestructura vial son saqueadas o dejadas en abandono absoluto, dejando a su suerte estas "joyas" de gran valor histórico nacional.











Hermosísima vista panorámica de una de las máquinas de tren frente al parque central de La Ceiba a principios del siglo XX














Para viajar habia que hacerlo con elegancia, en esta vista podemos apreciar todo el "glamour" de los viajeros, correctamente ataviados con sus trajes de lino blanco apropiado para el clima de los trópicos.















Trabajar en el ferrocarril era sinónimo de tener un empleo importante, ya que no era para muchos el manejar una de las máquinas mas "modernas" y revolucionarias de la época.















Estación del tren en la ciudad de San Pedro Sula.















Predios de la Estación central del tren.















El 31 de marzo de 1948 se da un hecho muy singular: Dos máquinas chocaron














El tren ha llegado, muchos esperan a los viajeron que recién llegan y están listos a transladarlos hacia su hospedaje en otra meaquina moderna: el automóvil.













Actualmente el Jilamo es un punto geográfico perdido en el mapa nacional, en la fotografía podemos percibir toda una efervecencia de actividad social y económica a traves del ferrocarril.














En plena actividad política este tren propiedad de los Vaccaro transporto a este nutrido grupo de liberales en el año de 1922













Locomotora Numero 52 en el año de 1920













Los productos, artículos, abarroterías y otros, llegaba y venían desde las puertas de los mismos buques cargueros gracias a la infraestructura de la vía ferrea que llegaba hasta las instalaciones del muelle. Vista de la laguna de Alvarado en Puerto Cortés.













Excelente vista del tren sobre otra moderna estructura: el puente de hierro. Los ríos no serían ya un obstáculo para las comunicaciones.














Flota de vehículos trasnportados por el ferrocarril.














Viajeros esperando la llegada del tren.



















Puente de linea ferrea sobre el río Cangrejal, al fondo el tren. 1940












Bagones de pasajeros.











Tren descargando bananos para su embarque en el muelle de la Ceiba. 1940